Fue un día de semana, en el que asistía al jardín Manuel Belgrano, nos pusimos de acuerdo: Diego, Gino, Franco y yo en ir al patio trasero, el playón, donde solo podían y debían ir los chicos de la primaria.
Ese día nos enteramos que había una quinta chica con zanahorias. Cuando tocó el timbre para salir al recreo fuimos al playón a sacarlas y las guardamos en el bolsillo del delantal. Después se sacarlas nos dimos cuenta que ya había tocado el timbre para entrar, entonces entramos corriendo a la sala y ahí estaba la seño esperándonos.
Le echamos la mentira de que estábamos jugando pero se dió cuenta ya que teníamos las manos llenas de tierra, los bolsillos llenos de zanahoria y además, porque Gino estaba comiendo una!
martes, 20 de octubre de 2009
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